La televisión es mi pastor, nada me faltará.
En delicados sillones me hará descansar.
Me desviará de la fe, destruirá mi alma,
me guiará por sendas del sexo y violencia
por amor al patrocinador.
Aunque ande en valles de sombra
en las responsabilidades cristianas,
no temeré interrupción alguna,
porque la Televisión está conmigo.
Sus colores y su control remoto
me infundirán aliento.
Unges mi cabeza con humanismo
y consumismo;
mi codicia está rebozando.
Ciertamente la flojera y la ignorancia
me seguirán todos los días de mi vida,
y en mi casa, mirando televisión,
moraré por largos días.
jueves, 9 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.