El que tiene oidos, oiga: NUBES TORMENTOSAS SOBRE EL ANGUSTIOSO CIELO PLANETARIO IX

miércoles, 29 de julio de 2009

NUBES TORMENTOSAS SOBRE EL ANGUSTIOSO CIELO PLANETARIO IX

Dedicaremos nuestros capítulos finales a un intento de evaluación de la pavorosa tragedia que afectó a los Estados Unidos el pasado martes 11 de setiembre. Lo considerado hasta ahora nos ha permitido, alumbrados por el poderoso reflector de las profecías, proyectarnos hacia las posibles consecuencias del desastre; y el cuadro tiene muy poco de alentador para quienes pudiéramos representar minorías en el gigantesco esfuerzo de globalización patrocinado por ese país y el Vaticano [por razones que aparecen como perfectamente válidas, tanto históricas como bíblicas, quien esto escribe prefiere hacer alguna diferencia entre el Vaticano y el Catolicismo]. Las Organización de las Naciones Unidas, según la Constitución que adoptara en al momento de su creación (1945), habría de velar por "la paz y la seguridad" internacionales–¡la expresión se repite 32 veces en el corto documento! Pero a pesar de tan nobles intenciones, su historia de algo más de medio siglo ya, exactamente como también le había ocurrido anteriormente a su predecesora, la Liga de las Naciones (1920-1946), se ha caracterizado por una penosa sucesión casi ininterumpida de fracasos. Es que resulta muy evidente que no dispone de los recursos necesarios para establecer y preservar aquello para lo cual fue establecida, paz, seguridad y libertad perdurables.

A la manera de un paréntesis, que se nos ocurre como muy oportuno, refiriéndose a nuestros tiempos, justamente antes del regreso de Jesús a la tierra, San Pablo consignó : "Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche, que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón" (1 Tesalonicenses 5: 1-4). ¡Qué notable coincidencia! ¿O será algo más que éso? " . . . cuando digan : Paz y seguridad . . . vendrá . . . destrucción repentina " (¡expresión, como ya lo hicimos notar, repetida 32 veces en la Constitución de las Naciones Unidas!)

Casi se diría que esta Organización, escenario de numerosas humillaciones de los Estados Unidos, es apenas tolerada por esa nación. (De hecho, no fue hasta después de la tragedia del 11 de setiembre que Estados Unidos se avino a pagar la enorme deuda que tenía como miembro, por varios años ya, con ese organismo. Y en cuanto a su derecho de castigar el atentado, Estados Unidos hizo muy claro que no necesitaba autorización alguna de parte de ese organismo internacional. Es más, es Estados Unidos quien está enérgicamente conminando a todas las naciones a pronunciarse clara e inequívocamente en su favor o en su contra en relación al terrorismo; y en esta demanda la opción de neutralidad no existe.) Resulta muy evidente, no nos llamemos a engaño, que a partir de las circunstancias que estamos comentando, hay un sólo árbitro de los destinos del mundo, y ese árbitro ya no es la Organización de las Naciones Unidas. ¿Tienen los Estados Unidos la intención oculta de imponer un régimen dictatorial en el mundo? No, por supuesto que no. Sus intenciones no podrían ser mejores, una "libertad perdurable" para todos, es decir el mismo lema fallido de la ONU, "paz y seguridad internacionales". Pero la Biblia no se ha equivocado nunca, y nunca se equivocará. Estados Unidos antes de mucho estará hablando "como dragón" (Apocalipsis 13:11).

Las ambiciones geopolíticas del Vaticano se mueven también en la misma dirección, hacia la globalización. Conviene recordar que el único documento aprobado por el Concilio Vaticano I (Julio 18, 1970) fue el Dogma de la Infalibilidad Papal y de la Jurisdicción Universal Espiritual del Obispo de Roma. Siempre ha sido ése el sueño de la Roma Cristiana, "un redil y un pastor". Los casi 200 viajes internacionales cumplidos por Juan Pablo II durante su Pontificado de 23 años, y el beso a la tierra de todas las naciones que ha visitado, lo demuestran hasta el cansancio. ¿Podría ser entonces que el Vaticano y los Estados Unidos estuvieran en un curso de colisión ineludible? No; por la sencilla razón de que los Estados Unidos se doblegarán al poder religioso : "Después vi otra bestia que subía de la tierra [Estados Unidos]; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia [el poder religioso representado por el Vaticano; es decir, unión de Iglesia y Estado, con la Iglesia controlando al Estado] en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia [globalización completada], cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales [producidas por las potencias supranormales del Espiritismo, New Age, o como se llamen] , de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia [el principio de la bestia–unión de Iglesia y Estado en los Estados Unidos, e impuesta por éstos en todo el mundo] que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase [no habrá tolerancia hacia ninguna minoría]. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre [evidencia adicional de la globalización lograda]" (Apocalipsis 13 : 11-17).

En lo que estamos repasando no estamos ofreciendo nada nuevo; de hecho, los Adventistas lo estamos anticipando desde 1851. Pero lo que en aquellos tiempos producía sonrisas de escepticismo, refutaciones enérgicas o condenaciones lapidarias, ya no más. Si pudimos anticiparlo no fue en virtud alguna superioridad humana, sino por la sencilla razón de que Dios lo anticipó–allí está en varios pasajes bíblicos, y en forma señalada en Apocalipsis 13–y nosotros, siguiendo el ejemplo y aceptando el legado de los Protestantes originales, prestamos cuidadosa atención a lo que Dios ha dicho a través de Sus profetas. El gran interrogante que teníamos era en relación al evento o eventos que podrían determinar un vuelco tan dramático en los Estados. Tal vez ese evento podría haberse producido ya. Es decir, tal vez ya estamos teniendo la respuesta a ese interrogante.

Continuará

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