El que tiene oidos, oiga: 13.- Ven, Espíritu Santo

viernes, 17 de julio de 2009

13.- Ven, Espíritu Santo

JOYA BÍBLICA:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”

Pregunta:
Aunque nosotros oramos y esperamos el derramamiento del Espíritu Santo, ¿no será que Él, también nos está esperando a nosotros?

Respuesta:
Nuestro amigo en tiempo de necesidad: “En toda ocasión y lugar, en todas las tristezas y aflicciones, cuando la perspectiva parece sombría y el futuro nos deja perplejos y nos sentimos impotentes y solos, se envía el Consolador en respuesta a la oración de fe. Las circunstancias pueden separarnos de todo amigo terrenal, pero ninguna circunstancia ni distancia pueden separarnos del Consolador celestial. Dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, está siempre a nuestra diestra para apoyarnos, sostenernos y animarnos” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 607).

Renueva nuestra vitalidad: “El Espíritu Santo hará que todos los que deseen ser educados puedan comunicar la verdad con poder. Renovará cada órgano del cuerpo, para que los siervos de Dios puedan trabajar aceptablemente y con éxito. La vitalidad aumenta bajo la influencia del accionar del Espíritu. Elevémonos por ese poder a una atmósfera más alta y pura, para que podamos hacer bien el trabajo asignado” (Ministerio Médico, pág. 12).

Su presencia produce unidad: “Cuando el pueblo de Dios reciba la operación del Espíritu Santo, manifestará un celo de acuerdo al conocimiento... Reflejará la luz que Dios ha estado dándole por años. El espíritu de crítica será dejado de lado. Llenos de un espíritu de humildad, serán de una mente, unidos unos con otros y con Cristo” (My life Today, pág. 57).

El Espíritu someterá a Satanás: “Es a través del actuar poderoso del Espíritu Santo que el gobierno de Satanás será sojuzgado y sometido. Es el Espíritu Santo quien convence de pecado y lo expulsa del alma con el consentimiento del agente humano... Por los méritos de Cristo el hombre podrá ejercitar los más nobles poderes de su ser y expulsar el pecado de su alma” (My life Today, pág. 43).

No ocurrirá mientras la mayoría no colabore: “El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina toda la tierra con su gloria, no acontecerá hasta que tengamos un pueblo iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios. Cuando nos hayamos consagrado plenamente y de todo corazón al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá por un derramamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no ocurrirá mientras que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios” (Review and Herald, 21 de julio de 1896).

No hay restricción de parte de Dios: “No es por causa de restricción alguna por parte de Dios por lo que las riquezas de su gracia no fluyen hacia la tierra, a los hombres. Si todos tuvieran la voluntad de recibir, todos serían llenados de su Espíritu” (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 385).

“El descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del futuro; pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo. Buscadlo, orad por Él, creed en Él. Debemos tenerlo y el cielo está esperando concederlo” (Review and Herald, 19 de marzo de 1895).

El Espíritu Santo está esperando a la iglesia: “La iglesia necesita convertirse, ¿y por qué no hemos de mostrarnos ante el trono de la gracia, como representantes de la iglesia, y con un corazón contrito elevar fervientes súplicas para que el Espíritu Santo sea derramado sobre nosotros desde lo alto? Oremos porque cuando sea generosamente concedido, nuestros fríos corazones revivan, y tengamos discernimiento para comprender que procede de Dios, y lo recibamos con gozo. Algunos han tratado al Espíritu como a un huésped no bienvenido, apartándose de Él y condenándolo como fanatismo” (Testimonios para los Ministros, pág. 61).

“El Espíritu Santo espera canales mediante los cuales trabajar... El Espíritu de Dios será derramado sobre la iglesia precisamente cuando los vasos estén preparados para recibirlo” (A fin de conocerle, pág. 330).

“Vi que si la iglesia hubiese conservado siempre su carácter peculiar y santo, todavía permanecería en ella el poder del Espíritu Santo que recibieron los discípulos. Sanarían los enfermos, los demonios serían reprobados y echados, y la iglesia sería potente, y un terror para sus enemigos” (Primeros escritos, pág. 227).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.