El que tiene oidos, oiga: Lección 7 Vivir como hijos de Dios

miércoles, 12 de agosto de 2009

Lección 7 Vivir como hijos de Dios

Para el 15 de agosto de 2009

 Sábado 8 de agosto
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:5; Salmo 51:4; Isaías 1:2; Juan 1:12; Hebreos 9:26, 28; 1 Juan 3:1-10.
PARA MEMORIZAR:
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Juan 3:1).
UN CONVERSO NUEVO FUE A VISITAR al predicador y le dijo: “No importa cuánto oro, no importa cuánto me esfuerzo, sencillamente pa¬rece que no puedo ser fiel a mi Señor. Pienso que estoy perdiendo mi salvación”. El predicador le respondió: “¿Ve usted este perro aquí? Es mi perro. Él está adiestrado para estar en la casa; nunca nos da problemas; es obediente; es una verdadera delicia para mí. Allá en la cocina tengo un hijo, un hijo bebé. Él me hace líos, tira su comida por todas partes, ensu¬cia sus ropas, es un revoltijo. Pero ¿quién me heredará? No será mi perro; mi hijo es el heredero. Usted es el heredero de Jesucristo porque él murió por usted”. Somos hijos de Dios y herederos de su Reino, no por medio de nuestra perfección sino por su gracia.
Esta semana consideraremos lo que incluye esta promesa.
UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Qué significa ser un “hijo de Dios”? ¿De qué maneras debemos querer ser “semejantes a Dios”? ¿Cómo de¬fine Juan el “pecado”? ¿Qué hizo Jesús acerca del pecado en su primera venida? ¿Cómo hemos de entender las palabras de Juan cuando dice que el que es nacido de Dios “no practica el pecado” (1 Juan 3:9)?

 Domingo 9 de agosto
HIJOS DE DIOS (1 Juan 3:1)
Lee 1 Juan 3:1. ¿Qué maravillosa promesa se encuentra aquí? ¿Qué acarrea esta promesa? ¿Qué esperanza debería darnos? Ver también Juan 1:12; 1 Juan 2:29; 3:9.
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En 1 Juan 3:1 se señala un nacimiento espiritual; Juan 1:12 enfatiza la fe en Cristo, por la cual llegamos a ser hijos de Dios. En 1 Juan 3:1 se enfatiza que los creyentes ya son hijos de Dios. Dios ha tomado la inicia¬tiva de hacer esto en nuestro favor. El nuevo nacimiento es obra de Dios, no nuestra. No podemos producir nuestro propio nacimiento ni nues¬tra adopción como hijos de Dios. Además, no necesitamos preocupar¬nos acerca de nuestro estatus como hijos de Dios mientras mantengamos nuestra relación con él. Esta relación se describe como la de un padre con su hijo; de este modo, es muy estrecha. El padre ideal nos cuida, nos ama y daría su vida por nosotros.
Detente y medita sobre las implicaciones de la promesa de que so¬mos hijos de Dios. Según los últimos cálculos, hay más de cuatrocientos mil millones de galaxias visibles en el universo, cada una de las cuales contiene miles de millones de estrellas. ¿Quién sabe cuántos planetas hay entre esas estrellas y cuántos estarán habitados por vida inteligente? Dado el tamaño del universo en contraste con nuestro planeta, mucho más en contraste con cada uno de nosotros individualmente, ¿cómo no estaremos asombrados de que Dios, que creó todo, nos ame y nos haya hecho sus hijos? ¡Qué perspectiva maravillosa debe darnos esto acerca de lo que significa nuestra vida! Qué esperanza, qué certeza, qué confianza debemos tener para el futuro, independientemente de las circunstancias difíciles que podamos afrontar ahora. Dios, el Creador de todo lo que existe, nos ama, nos cuida y nos llama sus hijos. La Nueva Versión Inter¬nacional de la Biblia traduce 1 Juan 3:1 en forma libre, pero capta su sig¬nificado muy bien, cuando dice que el Padre derramó su gran amor sobre nosotros.

Medita en las implicaciones del concepto de que Dios no solo existe, sino también nos ama, se interesa por nosotros y aun murió por nosotros. ¿De qué modo esta realidad debería impactar la forma en que vivimos? ¿Por qué debería impactarla?

 Lunes 10 de agosto
RESULTADOS Y RESPONSABILIDADES (1 Juan 3:2, 3)
Primera de Juan 3:1 es una introducción a los pensamientos desarro¬llados en el resto del pasaje para esta semana, que se refiere a los resul¬tados de esta relación de padres a hijos, incluyendo las responsabilidades subsecuentes. Como una consecuencia de su relación con Dios, los cre¬yentes viven una vida pura, no bajo el dominio del pecado (versículos 3-10). Sin embargo, primero se enfatiza que lo veremos y seremos como él.
Siendo que sabemos de nuestra condición actual como hijos de Dios, también sabemos que el futuro será todavía más extraordinario, aun cuando todavía no podamos comprenderlo completamente. El saber que veremos al Señor y seremos como él debería llenarnos de gozo y confianza, y no de miedo y aprensión.
¿Cuál es la diferencia entre los deseos de Satanás y los de Eva de ser semejantes a Dios (Génesis 3:5; Isaías 14:14; Ezequiel 28:2) y la promesa de 1 Juan 3:2 de que seremos como él?
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Satanás quería ser como Dios en poder y pudo haber anhelado la adoración de todos los seres creados. Sin embargo, parece que él no esta¬ba interesado en ser como Dios en carácter. Su deseo de ser como Dios en poder no profundizó su relación con Dios, sino que, por el contrario, la interrumpió y la arruinó.
Aunque los cristianos serán como Dios, no desean tomar el lugar de Dios. Quieren ser como él en amar a otros, en un servicio abnegado, en mostrar pureza de pensamiento y justicia de acción. Respetan la diferen¬cia básica entre el Creador y las criaturas, y no quieren eliminarla. Para ellos, el aspecto en juego es el amor, no el poder. Como Jesús nos mostró, ser como Dios es darse a sí mismo totalmente y en forma abnegada para el bien de otros. Jesús vino para mostrarnos cómo es el Padre. “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9).

Piensa en el increíble contraste entre el carácter de Jesús y el ca¬rácter de Satanás. Satanás, un ser creado, buscó tener una posición más alta que la que tenía, pero por motivos puramente personales y egoístas, mientras que Jesús –el Creador– eligió despojarse (Filipenses 2:7) por el bien de otros. ¿Cuál es tu tendencia natural, ser más como Cristo o más como Satanás? Si es esta última, ¿cómo puedes cam¬biar?

 Martes 11 de agosto
UNA DEFINICIÓN DE PECADO (1 Juan 3:4)
Las enseñanzas falsas que confrontó Juan en estas cartas pudieron haber enfatizado la bendición actual de la salvación, pero pudieron haber ignorado la importancia de vivir vidas puras. Los falsos maestros pudie¬ron no haberse preocupado acerca del problema del pecado o sus conse¬cuencias. Por lo tanto, Juan enfatiza que nuestro futuro depende de cómo vivimos ahora. Esto no tiene nada que ver con justificación por obras. Somos salvos solo por la gracia, pero nuestras vidas deben reflejar que somos salvados. Así que Juan, después de haber llamado a los cristianos a purificarse, sigue mostrando lo que esto significa.
¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la naturaleza del pecado? Éxodo 9:27; Salmo 36:3; 51:4; Isaías 1:2; Jeremías 3:13; Mateo 7:23; Romanos 6:17, 20; 1 Juan 1:8; 3:4; 5:17.
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En las Escrituras, el pecado es descrito como errar al blanco, falsedad, violación deliberada de la norma de verdad divina, rebelión, maldad, desobediencia, transgresión, infracción, ilegalidad e injusticia.
En 1 Juan 3:4, el pecado es definido como “ilegalidad” (quebrantar la ley). Más tarde, en 1 Juan 3:11 al 20, Juan relata la historia de Caín, que asesinó a su hermano, un claro ejemplo de “ilegalidad”. Entonces, en los versículos 22 y 24 del mismo capítulo, se refiere a los Mandamientos y a la necesidad de guardarlos.
Además de las implicaciones legales del término, ilegalidad nos re¬cuerda al “hombre de pecado” en 2 Tesalonicenses 2:3, el anticristo por excelencia, y el clímax de su actividad justo antes de la segunda venida de Cristo. Esta ilegalidad es exhibida por los anticristos en 1 Juan, quienes flagrantemente se rebelan contra Dios y se alinean con Satanás. En 1 Juan 3:4, se anima indirectamente a los miembros de la iglesia a renunciar a tal actitud y a todo pecado. Es una de las grandes ironías del mundo cristiano actual que muchos de los mismos predicadores que vociferan contra el pecado continúen pretendiendo que la Ley de Dios ha sido abolida por¬que ahora estamos bajo la gracia. ¡Qué horrible distorsión de todo lo que es la gracia!

¿Cuál es tu pecado “favorito”? Es decir, ¿a qué pecado consien¬tes continuamente? ¿Cuáles son las formas en que te justificas en tu mente? ¿Cuánto menos grave parece este pecado con cada año que pasa? ¿Cuándo despertarás y te darás cuenta de que, tarde o tem¬prano, a menos que pidas el poder de Dios para vencerlo, ese pecado te destruirá?

 Miércoles 12 de agosto
LA APARICIÓN DE JESÚS (1 Juan 3:5, 8)
¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de Jesús y de lo que ocurrió en su primera venida? 1 Juan 1:2: 3:5, 8.
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Jesús, en su primera venida, apareció en carne humana. Vino para resolver el problema del pecado, y vino para destruir las obras del diablo. Si es así, entonces los creyentes no pueden tener nada que ver con el pecado o con el que originó el pecado, el diablo. Al hacer causa común con el pecado, estamos haciendo causa común con Satanás, y estamos rechazando a Jesús.
De acuerdo con 1 Juan 3:5, Jesús quita los pecados. Esta afirmación parece ser una alusión a Juan 1:29. ¿De qué modo Jesús logró realizar esta tarea? Hebreos 9:26, 28; 1 Juan 2:2; 4:10; Apocalipsis 1:5, 6.
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En 1 Juan 3:5, no se nos dice directamente cómo Jesús quitó los pe¬cados. Sin embargo, el contexto de 1 Juan y del Evangelio de Juan aclara muy bien que Jesús lo hizo al morir en la cruz. Mientras Hebreos dice claramente que Jesús quitó los pecados por su sacrificio propio, Apoca¬lipsis nos enseña que Jesús nos liberó de nuestros pecados por su sangre.
Mientras la primera parte de 1 Juan 3:5 puede señalar indirectamen¬te a la Cruz, la segunda parte enfatiza la absoluta ausencia de pecado en Jesús, lo que era necesario para que su muerte en la cruz pudiera salvar¬nos.
Los anticristos de 1 Juan pudieron no haber comprendido plena¬mente el verdadero valor de la Cruz y de la muerte sustitutiva en nuestro lugar. Cuán necio es esto, pues la muerte de Cristo en nuestro favor, en la cual él sufrió la penalidad por todos nuestros pecados, forma el fun¬damento del plan de salvación. La muerte de Cristo fue la única forma posible para que los seres humanos se salvaran y tuvieran la promesa de la vida eterna. Dejar de ver esto es no ver el centro de todo el evangelio.

En tus propias luchas con el pecado, la culpa, el temor y la falta de certeza, ¿cómo responde la Cruz a todos estos desafíos que en¬frentas? ¿Cómo puedes aprovechar mejor la esperanza y las prome¬sas que tenemos mediante Jesús, no solo del perdón sino también del poder para vencer?

 Jueves 13 de agosto
¡SIN PECADO! (1 Juan 3:6, 9)
¿Cómo se pueden conciliar 1 Juan 3:6, 8 y 9 con 1 Juan 1:6 al 2:1 y 2?
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En 1 Juan 3:6 y 9 se encuentran afirmaciones fuertes y que dejan perplejas a las personas, declarando que ninguno peca si vive en Jesús y si ha nacido de Dios. Esto suena muy absoluto. Los cristianos han luchado con estas declaraciones y han tratado de encontrar explicaciones. Des¬pués de todo, ¿qué verdadero cristiano no ha luchado con la realidad del pecado en su vida?
Lo que –de cualquier modo– podemos suponer con seguridad es que el apóstol Juan no se contradice a sí mismo. En el capítulo 1 dice que la gente que pretende estar sin pecado se engaña a sí misma. En el capítulo 2 señala nuestra meta, que es no pecar, pero añade que, si lo hacemos, entonces tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo. Los pasajes que estamos considerando deben ser comprendidos a la luz del análisis previo sobre el tema del pecado: los cristianos se mantienen lejos del pecado; pero, si pecan, confiesan sus malas acciones y aceptan el perdón divino.
Los expositores han planteado diferentes intentos de resolver estos textos difíciles. Mencionaremos brevemente dos:
1. Juan describe el ideal en 1 Juan 3:6, 8 y 9, lo que también menciona en 1 Juan 2:1. La diferencia es que en 1 Juan 3 no agrega ningún califica¬tivo. Una razón puede ser que Juan quiere que a sus oyentes y sus lectores les quede claro el problema del pecado. El pecado no puede ser tomado livianamente. Los seguidores de Cristo no pueden jugar con el pecado.
2. Los verbos pecar y hacer (pecado) se encuentran en tiempo presen¬te, que a menudo señala una acción que continúa. El significado sería que los discípulos de Cristo no pueden pecar continuamente. Pueden caer en pecado aquí o allá, pero se han separado del pecado y no practican una vida de pecado. No están dominados por el pecado. La versión Reina-Va¬lera Revisada de 1960 (al igual que otras versiones) sigue este concepto al traducir practicar el pecado, en los versículos 8 y 9.
No importa qué interpretación se acepte, el capítulo 3 debe enten¬derse a la luz de los capítulos 1 y 2. Aunque el pecado es real, los cris¬tianos no tienen otra alternativa que eliminar el pecado de sus vidas, no importa el costo.

Bueno, tú eres un pecador. Nadie discutirá esto. La pregunta es: ¿cuánta sangre, sudor y lágrimas gastas en la batalla contra el pe¬cado en tu vida? ¿De qué maneras tu respuesta ayuda a explicar tu estilo de vida?

 Viernes 14 de agosto
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Romanos 8:12 al 17; Filipenses 2:14 al 16.
“Nadie se engañe a sí mismo creyendo que puede volverse santo mientras viole premeditadamente uno de los preceptos divinos. Un pe¬cado cometido deliberadamente acalla la voz atestiguadora del Espíritu y separa al alma de Dios. ‘El pecado es transgresión de la ley’. Y ‘todo aquel que peca [transgrede la ley], no le ha visto, ni le ha conocido’ (1 Juan 3:6). Aunque San Juan habla mucho del amor en sus epístolas, no vacila en poner de manifiesto el verdadero carácter de esa clase de personas que pretenden ser santificadas y seguir transgrediendo la Ley de Dios. [...] Y la aserción de estar sin pecado constituye de por sí una prueba de que el que tal asevera dista mucho de ser santo” (El conflicto de los siglos, p. 526).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué significa, en términos prácticos, ser “semejantes a Dios”? ¿De qué maneras podemos ser “semejantes a Dios” de un modo positivo, y de un modo negativo?
2. Algunas personas tienen temor de la idea de que son salvados solo por lo que Jesús hizo por nosotros. Dicen ellos: si nuestra salvación descansa en la justicia de Cristo y no en nuestra propia justicia, ¿qué ha de impedirnos continuar pecando? ¿Cómo responderías a esta preocupación?
3. Alguien, en cierta ocasión explicó su comprensión de la Cruz de esta manera: “Yo no uso la Cruz como una excusa por el pecado o algo para taparlo. Lo que la Cruz hace por mí es impedirme que renuncie a Dios cuando peco”. Analiza el razonamiento que hay detrás de este pensamiento.
4. Es virtualmente imposible no ser impactado por lo que sucede en la sociedad y la cultura en la que vives. En tu sociedad específica, ¿qué pecados se consideran realmente malos, que tal vez en otra cultura pueden no ser considerados tan malos, o no malos de ninguna mane¬ra? ¿Cuánto debemos permitir que la sociedad influya sobre nuestra comprensión de lo que es el pecado? ¿Qué pecados, que tu sociedad no considera malos, en la Biblia se condenan explícitamente?
5. Todos sabemos las promesas que se nos dan para obtener la victoria sobre el pecado. Al mismo tiempo, ¿bajo qué condiciones, si las hay, debería alguien que está luchando con un pecado, tal vez alguna clase de adicción, buscar ayuda y consejo profesional? ¿Qué le dices a la persona que piensa que los que buscan ayuda profesional están mostrando falta de fe en el poder de Dios?

MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO

El sábado enseñaré…

Texto clave: 1 Juan 3:1-10.
Enseña a tu clase a:
1. Saber que somos hijos de Dios y estamos llamados a ser como él.
2. Sentir el gozo de estar envueltos en el amor de Dios.
3. Hacer la decisión de responder al amor de Dios resistiendo la tentación a pecar.

Bosquejo de la Lección
I. Saber: Somos llamados a ser como nuestro Padre
A. ¿Cómo entiendes el concepto de ser semejantes a Dios cuando lo veamos (1 Juan 3:2)? ¿De qué modo la idea de que los niños se parecen a sus padres terrenales te ayuda a profundizar tu comprensión de este concepto?
B. Satanás quería ser como Dios; Adán y Eva quisieron ser como Dios: ¿De qué modo esta ambición difería de la promesa de que seremos como Dios cuando lo veamos?

II. Sentir: Cobijados en un manto de amor
A. ¿Qué sinónimos te recuerda la palabra dado (1 Juan 3:1)? ¿Cómo te sientes cuando te das cuenta de que esto describe la manera en que Dios te ama?
B. A veces nos ponemos impacientes esperando nuestra herencia prometida en el cielo: ¿Cómo podemos alimentar un espíritu de paciencia y de gozo?

III. Hacer: Resistir y regocijarnos
A. ¿De qué modo la Cruz nos proporciona el antídoto para nuestras insuficiencias?
B. ¿Por qué ningún costo es demasiado alto para permitirle eliminar el pecado de tu vida?

Resumen
Dios nos concede su amor, llamándonos para ser sus hijos y ofreciéndonos la victoria sobre el pecado.

Ciclo de aprendizaje
Paso 1
¡Motiva!

Concepto clave: Ser llamados hijos de Dios es un privilegio que demanda una vida responsable.

SÓLO PARA LOS MAESTROS: AL ESTUDIAR LA LECCIÓN DE ESTA SEMANA, CONCÉNTRATE EN LOS PRIVILEGIOS Y EN LAS OBLIGACIONES DE SER HIJOS DE DIOS.

Dios es amor. Todas las religiones están de acuerdo con esto. Sin embargo, si se nos preguntara cómo se expresa ese amor, muy probablemente las respuestas apuntarían a los beneficios que Dios da: el soy y la luna, la lluvia y una cosecha abundante, la salud y la riqueza. En la Biblia, el amor de Dios se manifiesta no solo en bendiciones materiales sino también en relaciones: él creó la humanidad a su imagen, envió a su único Hijo para morir a fin de salvar a los pecadores, y los hace sus hijos. ¡Ante esta generosidad, Juan queda prácticamente sin palabras! Exclama: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre" (1 Juan 3:1).

Analiza: ¿De qué manera está involucrado el amor de Dios al hacernos sus hijos? (Juan 3:16; Romanos 5:7, 8).

Paso 2
¡Explora!

SOLO PARA LOS MAESTROS: JUAN USA MUCHAS VECES LA FRASE “NACIDO DE DIOS” (1 JUAN 2:29; 3:9; 4:7; 5:1, 4, 18). SUBRAYA QUE LA VIDA CRISTIANA NO ES UN ACCIDENTE, SINO EL RESULTADO DE LA OBRA REDENTORA DE CRISTO (JUAN 3:1-3, 16; COLOSENSES 2:12, 13; TITO 3:4-7). AL ACEPTAR ESTA OBRA POR FE, “NACEMOS DE NUEVO” Y POR ELLO SOMOS LLAMADOS “HIJOS DE DIOS” (ROMANOS 8:14). ANALIZA CON LA CLASE QUÉ SIGNIFICA NACER DE NUEVO EN RELACIÓN CON SER LLAMADOS HIJOS DE DIOS.

Comentario de la Biblia
Aquel que llamó a la existencia a los mundos por la palabra de su boca (Salmo 33:9), por medio de su palabra encarnada ahora nos ha llamado a ser sus hijos. Por naturaleza somos pecadores, en enemistad con Dios. Estamos enemistados con nuestro Creador. Pero, por medio de Cristo Jesús, somos reconciliados (2 Corintios 5:18), estamos en paz con él (Romanos 5:1) y ahora somos adoptados como sus hijos (Efe. 1:5). Esta es una realidad indudable. Pero, ser hijos de Dios no es solo un privilegio sino también una profunda responsabilidad.

I. Ser hijos de Dios: El privilegio (1 Juan 3:1, 2)
Con Dios como el Creador, todos los seres humanos son sus hijos. Pero, siendo creyentes, somos hijos en un sentido especial: redimidos del pecado y adoptados en la familia escatológica de Dios. Esta idea de adopción retrocede al propósito divino original inherente al Pacto. Ese propósito era crear una familia redimida que heredaría el Reino de Dios, a diferencia de nuestra primera familia, que falló al elegir un camino que era contrario a la voluntad de Dios. El designio humano no tiene nada que ver con esta adopción: fue realizada por Jesús, "según el puro afecto" de la voluntad de Dios, "para alabanza de la gloria de su gracia" (Efesios 1:5, 6).

Por cuanto somos adoptados en la familia de Dios, ya no somos extraños, huérfanos o distantes, abandonados para vagar en el desierto desesperado del pecado. Más bien, Dios ha puesto un círculo de amor alrededor de nosotros, y hemos llegado a ser los herederos privilegiados de su promesa del Pacto. Por esto "somos hijos de Dios" (1 Juan 3:2). Ese es nuestro privilegio actual. El mundo puede no entenderlo. La comunidad a nuestro alrededor, ajena a la revelación de Cristo, puede no captar su profundidad. Pero nosotros estamos seguros de ello. Lo que es más, hay un futuro añadido al privilegio presente. No sabemos plenamente cómo será ese futuro, pero "sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2).

Ser semejantes a Jesús, estar con él, verlo cara a cara: qué maravilloso privilegio es este para los hijos de Dios. Por eso, Juan exclamó: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre" (1 Juan 3:1).

Analiza: "Nacidos de Dios" puede ser contrastado con "nacidos del diablo". Enumera algunas características que bien pueden ser ubicadas en cada categoría, incluyendo lo que puede aparecer superficialmente como cualidades positivas.

II. Ser hijos de Dios: La responsabilidad (1 Juan 3:1-10)
Habiéndonos mostrado el elevado privilegio de ser hijos de Dios, el apóstol rápidamente bosqueja tres grandes obligaciones que son inherentes a la condición de ser hijos de Dios.

Primero, los hijos de Dios viven con la esperanza de la segunda venida de Cristo. Esto demanda una vida de pureza así como Jesús es puro (vers. 3). Si los creyentes han de ser como Jesús cuando venga (vers. 2), deben ser semejantes a él aquí. La santificación nunca puede ser minimizada en un creyente que espera el retorno del Señor.

Segundo, los hijos de Dios que permanecen en él no continuarán en el pecado (vers. 6, 9). Juan no está enseñando una perfección sin pecado (ver 1 Juan 2:1) sino la libertad de la cautividad del pecado. Ninguno puede pretender ser cristiano y, no obstante, seguir pecando. Ninguno puede pretender ser cristiano y, no obstante, seguir pecando. Ninguno puede pretender ser cristiano y, no obstante, seguir pecando. La dirección de la vida de un cristiano debe cambiar, del pecado a la justicia, de la oscuridad a la luz, de este mundo al mundo por venir, de los hijos del diablo a los hijos de Dios. El mandato cristiano es claro: pertenecemos a Cristo y, por su gracia, seremos semejantes a él. La integridad moral y espiritual no es una opción entre otras para los hijos de Dios. Una vida santificada es la señal de que uno es hijo de Dios. De otro modo, no tendría valor estar pretendiendo que Jesús "apareció para quitar nuestros pecados" (1 Juan 3:5).

Tercero, los hijos de Dios se darán cuenta plenamente de la seriedad del pecado. El pecado es una rebelión contra la Ley de Dios (versículo 4). Tuvo origen en el diablo (versículo 8). Costó la vida del Hijo de Dios (versículos 5, 8). Consentir vivir en el pecado es negar a Jesús (versículo 6) y llegar a ser hijos del diablo (versículo 10). Aunque los cristianos no pueden pretender la perfección aquí en la tierra (1 Juan 1:8-10), no deben continuar viviendo en pecado (1 Juan 3:6, 9).

Analiza: Uno de los miembros de tu iglesia cita 1 Juan 3:9 y dice que un cristiano nacido de nuevo no puede pecar. ¿Cómo le contestarías?

Paso 3
¡Practica!

SOLO PARA LOS MAESTROS: SOMOS NO SÓLO LLAMADOS HIJOS DE DIOS, SINO TAMBIÉN SOMOS SUS HIJOS. HAY UNA SERIEDAD Y UN CARÁCTER DECISIVO EN CUANTO A ESTO. PIDE A LOS MIEMBROS DE TU CLASE QUE COMENTEN CÓMO PUEDEN PRACTICAR ESTA VERDAD EN LA IGLESIA Y EN LA COMUNIDAD.

Preguntas para reflexionar:
1. La Biblia retrata a la iglesia como una familia bajo la autoridad de Cristo. Todos somos hijos de la misma familia y, por ello, somos hermanos y hermanas. Piensa en casos en los que puedes no haber tratado a otra persona como a un miembro de la familia. ¿Cuál es el remedio para esta falla?

2. Piensa en esto: El Cristo de la historia, el Cristo de la experiencia y el Cristo de la esperanza -de cualquier manera que lo mires- son incompatibles con el pecado. ¿Qué puedes realizar para hacer progresar la causa de Cristo?

Preguntas de aplicación:

1. ¿De qué modo se relaciona la espera de la segunda venida de Cristo con el andar en una vida de pureza? Reflexiona sobre 2 Pedro 3:10 al 14.

2. ¿Qué clase de defensa se necesita para luchar en la guerra engañosa de Satanás contra los santos de Dios? (Ver Efesios 6:11).

Paso 4
¡Aplica!

SOLO PARA MAESTROS: COMO HIJOS DE DIOS, SOMOS LLAMADOS A CAMINAR COMO HIJOS DE LA LUZ. LA LECCIÓN SEÑALA DOS IMPLICACIONES IMPORTANTES DE ANDAR EN LA LUZ: 1) VIVIR EN LA ESPERANZA DE LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO, Y 2) VIVIR PLENAMENTE CONSCIENTES DE LAS FORMAS ENGAÑOSAS EN QUE SATANÁS NOS TIENTA PARA VOLVER A PECAR. ANIMA A TU CLASE A APLICAR ESTAS IMPLICACIONES EN SUS VIDAS.

1. Concluye la clase con un himno o una música especial acerca de esta idea muy importante de vivir en la esperanza de la segunda venida de Cristo.

2. Pide a un miembro de la clase que concluya con una oración, pidiendo el cuidado vigilante de Dios durante la semana. Oren especialmente para que ninguno de nosotros sea entrampado por el engaño mientras procuramos andar en la luz del amor de Dios.

Bendiciones

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