El que tiene oidos, oiga: Creer en el Hijo de Dios

domingo, 23 de agosto de 2009

Creer en el Hijo de Dios

 Sábado 22 de agosto

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 16:24, 25; Juan 1:1-3; 3:36; 5:24; Romanos 6:1-6; Hebreos 12:4; 1 Juan 5:1-12.

PARA MEMORIZAR:
“¿Quién es que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:5).

LAS IDEAS ACERCA DE QUIÉN FUE JESÚS han variado no solo en la antigüedad sino también hoy. Algunos separan al Jesús bíblico del así llamado Jesús histórico, y pretenden que los dos no pueden haber tenido mucho en común. Se supone que el Jesús histórico fue un hombre co¬mún con una fuerte sensibilidad hacia lo divino; eso es todo. Y, según esta teoría, él ciertamente no fue el Hijo de Dios que fue resucitado de los muertos. Otros creen que Jesús fue un mero revolucionario político que, de una manera sutil, trató de derribar el Imperio Romano.
Podemos estar tentados a considerar estos temas como meros ejerci¬cios filosóficos o académicos. Pero, quién fue Jesús y lo que afirmó acerca de sí mismo impactan a cada ser humano. La forma en que pensamos acerca de Jesús influye dramáticamente sobre cómo nos relacionamos con Dios, cómo entendemos el plan de salvación y cómo podemos tener la certeza de la salvación.
Por esto, Juan se ocupa de este tema en sus cartas.
UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Qué promesas de victoria se nos dan? ¿Qué quiere decir Juan cuando habla acerca de “mediante agua y san¬gre”? ¿Qué razones se nos dan para tener fe? ¿Qué dice Juan acerca de la divinidad de Cristo? ¿Qué enseña Juan acerca de la promesa de la vida eterna?

 Domingo 23 de agosto
CREER EN JESÚS Y LA VICTORIA (1 Juan 5:1-5)
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engen¬drado por él” (1 Juan 5:1).
Después de haber estudiado la enseñanza de Juan acerca del amor fraternal, nos volvemos ahora al tema de la fe en Jesús como el Cristo/Mesías, el Hijo de Dios. De hecho, los dos temas, creencia y amor, se su¬perponen en los primeros versículos del capítulo 5.
Juan quiere que sus oyentes crean en Jesús como el Cristo. Los que lo hacen, dice, son nacidos de Dios. Aman a Dios, se aman unos a otros y guardan los mandamientos. Los que creen en Jesús como el Hijo de Dios también vencen al mundo (1 Juan 5:1-5).
A lo largo de la historia, algunas personas han entendido la batalla que tienen que pelear los cristianos para vencer al mundo como alguna clase de conflicto militar literal. No obstante, eso está equivocado. En ninguna parte de las Escrituras se llama a los cristianos a salir como cruzados y obligar a otros a convertirse. En ninguna parte del Nuevo Testamento se iguala a una nación con el Reino de Dios y, como tal, que deba ser defendida o expandida por medio de la violencia. La batalla que tienen que pelear los cristianos es una batalla espiritual. En los escritos del apóstol Juan, la forma de vencer no es por el uso de la violencia y la fuerza física. La forma de vencer es por la fe, y la fe se muestra por la clase de vida que la persona vive.
En los siguientes textos, Juan está hablando acerca de conquistar y vencer. ¿Qué podemos aprender acerca de estas promesas por medio de los siguientes textos?
Juan 16:33 _______________________________________________________
1 Juan 4:4 ________________________________________________________
Apocalipsis 2:7, 11; 3:5, 21 _____________________________________________
Apocalipsis 12:11 _____________________________________________________
El conquistador por excelencia es Cristo Jesús. Por cuanto él ha gana¬do la victoria, sus seguidores también son capaces de vencer. Hasta cierto punto, ellos ya tienen la victoria, la victoria de él en favor de ellos. Los vencedores reciben promesas maravillosas de Dios: que ya no tenemos que ser esclavos del pecado (Romanos 6:1-6), sino que en Jesús, y por la vida nueva que tenemos en él, servimos al Señor, y no a Satanás, nuestro amo anterior.


¿En qué áreas de tu vida has experimentado la promesa de vic¬toria y de vencer? ¿En qué áreas no has vencido, y por qué? ¿Cómo puedes tener la victoria que se te promete? ¿Qué te está reteniendo para no lograrla?


 Lunes 24 de agosto
EL JESÚS EN QUIEN CREEMOS (1 Juan 5:6-8)
Después de haber señalado la importancia de tener fe en Jesús como el Mesías e Hijo de Dios, Juan sigue mostrando a sus oyentes quién fue este Hijo de Dios, y una de las cosas que dice acerca de Jesús es que él vino “mediante agua y sangre” (1 Juan 5:6).
¿Qué significa esto?
En 1 Juan, el agua se menciona solo en estos versículos para hoy. Sin embargo, aparece con bastante frecuencia en el Evangelio de Juan y también en el Apocalipsis. El agua que Juan menciona en 1 Juan 5:6 y 8 debe estar –de acuerdo con el pasaje– relacionada con Jesús en su prime¬ra venida, y debe ser uno de los tres elementos que testifican que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios.
La frase “agua y sangre” se usa, en Juan 19:34, en conexión con la muerte de Jesús, pero no parece ser el agua que Juan menciona en 1 Juan 5:6 al 8. Más bien, en el comienzo del Evangelio de Juan, el agua se asocia con el bautismo (Juan 1:26, 31, 33; 3:5, 23). Este parece ser el ambiente para 1 Juan. Jesús vino como el Señor encarnado y comenzó su ministerio público al ser bautizado con agua. Terminó su ministerio terrenal sobre la cruz, cuando derramó su sangre. Aparentemente, el agua apunta al bautismo de Jesús y la sangre a su muerte en la cruz (1 Juan 1:7).
El bautismo y la crucifixión, entonces, señalan quién era Jesús y qué debía lograr para nosotros. En ambos casos, las manifestaciones divinas y las reacciones humanas mostraron que, de hecho, él era el Hijo de Dios (Mateo 3:17; 27:50-54).
En estos versículos, Juan todavía está tratando con las falsas enseñan¬zas de los anticristos. Estos conceptos estaban impactando las mentes de los creyentes. Si Jesús no fue el Mesías ni el Hijo de Dios, el mensaje de los falsos maestros sería: La muerte expiatoria del Hijo de Dios no es nece¬saria para nuestra salvación. El Hijo de Dios no murió en la cruz en lugar de nosotros a fin de redimirnos. Tal concepto llevaría a una comprensión completamente diferente de la salvación y de la Deidad. La redención se obtendría por medio del conocimiento (gnosis), no por medio de la Cruz. Por eso, Juan quería que la gente supiera exactamente quién fue Jesús y qué había hecho por ella mediante su vida y su muerte. Él no quería que las personas fueran engañadas por estas falsas enseñanzas.


Agua y sangre. Piensa en estas dos imágenes, y cómo se aplican a Jesús. ¿De qué modos hemos de experimentar la realidad del agua y la sangre en nuestras propias vidas? En otras palabras, ¿qué signi¬ficó para ti tu bautismo? ¿Qué te dice acerca de ti, y qué cambios se produjeron en tu vida? Lo mismo con la sangre: ¿Qué significa el concepto del derramamiento de la sangre, por lo menos, en térmi¬nos de ser un cristiano? Ver Mateo 16:24, 25; Hebreos 12:4.


 Martes 25 de agosto
JESÚS Y ELTESTIMONIO DE DIOS (1 Juan 5:9, 10)
El primer y el segundo testigos de la cualidad divina de Jesús como el Hijo son el agua y la sangre. El tercer testimonio es el Espíritu Santo (1 Juan 5:6, 8). De acuerdo con el Evangelio de Juan, Jesús había anunciado que el Espíritu Santo testificaría acerca de él (Juan 15:26).
¿Por qué se necesitan estos testigos? Dos o tres testigos se requerían en el Antiguo Testamento para confirmar un asunto (Deuteronomio 19:15). Juan, aparentemente, quiere que quede claro que el caso de Jesús tiene un fundamento sólido. Él quiere mostrar que tenemos buenas razones para creer.
¿Qué nos está indicando Juan en 1 Juan 5:9 y 10? ¿Qué quiere que creamos?
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Para Juan, la idea de testigos o de diversos testimonios acerca de Jesús es muy importante. En su Evangelio, él menciona varios otros: el testimonio de Juan el Bautista (Juan 1:6, 7), el testimonio de Jesús mismo (Juan 3:32), el testimonio de la mujer samaritana (Juan 4:39), el testi¬monio de las obras de Jesús (Juan 5:36), el testimonio de las Escrituras (versículo 39), el testimonio de Dios el Padre (Juan 8:18), el testimonio de la gente que observó la resurrección de Lázaro (Juan 12:17), el testimonio del Espíritu Santo (Juan 15:26) y el testimonio del apóstol Juan mismo (Juan 21:24). Esto es un respaldo impresionante. Juan quiere establecer que la creencia en Jesús descansa sobre testimonios poderosos.
El testimonio del Padre, en nuestro texto, ha sido comprendido en formas diferentes. Parece tener más sentido si lo conectamos con el triple testimonio mencionado en los versículos precedentes. Es decir, este testi¬monio triple es, básicamente, el testimonio de Dios.
Juan dice que, si estamos dispuestos a aceptar el testimonio de los seres humanos, ¿cuánto más deberíamos estar dispuestos a aceptar el tes¬timonio de Dios mismo? De hecho, a menudo aceptamos lo que nos dice la gente, ya sea por escrito o por la televisión, aun si no tenemos una bue¬na base para creer lo que escuchamos. ¿Cuánto más deberíamos aceptar el testimonio de Dios mismo y creer en Jesús como lo describe el Nuevo Testamento?
Dios es confiable y verdadero (1 Juan 5:20). Si no aceptamos el tes¬timonio de Dios, afirmamos que Dios es mentiroso, una acusación real¬mente seria.



¿Cuáles son todas las razones que tienes para creer en Dios, en Jesús, en la esperanza que el mensaje adventista nos presenta? Re¬pasa esas razones, anótalas, ora sobre ellas y tráelas a la clase para compartirlas con otros.


 Miércoles 26 de agosto
EL TEMA DE LA TRINIDAD (1 Juan 5:7, 8)
En algunas versiones de la Biblia aparecen estas palabras formando parte de estos textos: “[...] en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu San¬to; y estos tres son uno”. “Y tres son los que dan testimonio en la tierra” (1 Juan 5:7, 8). El único problema es que estas palabras son una adición posterior, que no se encuentra en los manuscritos más antiguos que tene¬mos.
Entre los eruditos bíblicos hay acuerdo con respecto a que esta decla¬ración no es genuina y que ha sido añadida, probablemente para apoyar la doctrina de la Trinidad. Por supuesto, los textos bíblicos nunca deberían ser alterados ni cambiados, por muchas razones (Apocalipsis 22:18); una de las más importantes es que la gente podría comenzar a tener dudas acerca de la confiabilidad de las Escrituras como un todo, y comenzar a desconfiar de la Palabra de Dios.
El hecho es que, aun sin estas palabras, la doctrina de la Trinidad está firmemente establecida en los escritos juaninos. Aunque los autores del Nuevo Testamento creen que Dios es uno, ellos presentan a Jesús y al Espíritu Santo como Dios. El concepto de la Trinidad es vital para conci¬liar la unicidad de Dios con la divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Juan tiene afirmaciones muy sólidas acerca de la divinidad de Jesús. ¿Qué se enseña acerca de Jesucristo en los textos siguientes?
Juan 1:1-3, 14 ____________________________________________________
Juan 8:58, 59 _____________________________________________________
Juan 10:30, 31 ____________________________________________________
Juan 20:28 _______________________________________________________
1 Juan 2:23 ______________________________________________________
1 Juan 5:20 ______________________________________________________
Aunque no hay dudas acerca de la divinidad de Jesús tal como la es¬tablecen estos textos (y muchos otros), el pasaje que estamos estudiando esta semana no trata de establecer la doctrina de la Trinidad. Ese no era el punto en discusión. En cambio, este es un pasaje acerca de la fe en Jesús como el Hijo de Dios y el testimonio dado al mundo acerca de él.



Recordando la divinidad de Jesús, vuelve atrás, a las escenas fina¬les de su vida, hasta la cruz. Al hacerlo, recuerda que esta Persona era también el Dios Creador. Medita en las implicaciones de estas verdades. ¿Por qué esta realidad debería cambiar nuestras vidas?


 Jueves 27 de agosto
EL RESULTADO DE CREER EN JESÚS (1 Juan 5:11, 12)
Dios ha provisto un don maravilloso a la humanidad. Este don es la vida eterna (1 Juan 5:11, 12). Sin embargo, está disponible solamente en Jesucristo. ¿Cómo podemos recibir este don? Aceptando el testimonio de Dios acerca de su Hijo; es decir, por creer en Jesús y por aceptarlo.
¿Qué enseña el apóstol Juan, en su Evangelio, acerca de la vida eterna?
Juan 3:16 _________________________________________________________
Juan 3:36 _________________________________________________________
Juan 5:24 _________________________________________________________
Juan 6:54 _________________________________________________________
El análisis que hace Juan sobre la fe en Jesús, y quién es Jesús y por qué podemos aceptar el testimonio de Dios no es un ejercicio académi¬co. Tiene una clara meta práctica; es decir, encontrar la vida eterna en el Hijo de Dios. Los adversarios de Juan –que cuestionaban la verdadera divinidad de Cristo, o que ponían en duda la verdadera humanidad de Cristo o que querían separar lo divino de lo humano– tenían un concepto diferente de Jesús y no creían en él en el sentido bíblico. Por cuanto ellos no tenían al Jesús de las Escrituras, no tenían vida eterna. Aun si hubieran alegado tener vida eterna, aun si hubieran tenido un conocimiento superior y un buen sentimiento acerca de poseer la vida eterna, sus pretensiones no serían verdaderas.
La vida eterna solo es posible por medio de Jesucristo. ¿Cuáles son las implicaciones de esta afirmación? 1 Juan 5:11, 12.
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Juan afirma claramente que los que no tienen al Hijo de Dios no tie¬nen la vida, mientras que los que tienen a Jesús tienen vida eterna. Estas son palabras muy fuertes, llenas de tremendas implicaciones increíbles para toda la raza humana. No es extraño que los problemas de la salva¬ción sean tan importantes. Ellos son, literalmente, una cuestión no solo de vida y muerte, sino de vida eterna y de muerte eterna. Esto es lo más serio que puede haber.



¿Qué diremos de personas que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio presentado de una manera clara? ¿Están todos ellos automáticamente perdidos? Al pensar en tu respuesta, no te olvides de tomar en cuenta el amor universal de Dios por toda la humanidad. ¿Cómo puedes aprender a confiar mejor en el Señor acerca de esta pregunta tan difícil?


 Viernes 28 de agosto
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Mateo 16:13 al 17 y Juan 12:37 al 46.
“‘En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:4). No se especifica aquí la vida física, sino la inmortalidad, la vida que es exclusivamente la propiedad de Dios. El Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, tenía esta vida. La vida física es algo que recibe cada indivi¬duo. No es eterna ni inmortal, pues la toma de nuevo Dios, el Dador de la vida. El hombre no tiene dominio sobre su vida. Pero la vida de Cristo no era prestada. Nadie podía quitársela. ‘Yo de mí mismo la pongo’ (Juan 10:18), dijo él. En él estaba la vida, original, no prestada, no derivada. Esa vida no es inherente en el hombre. Puede poseerla solamente mediante Cristo. No puede ganarla; le es dada como un don gratuito si cree en Cris¬to como su Salvador personal. ‘Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado’ (Juan 17:3). Esta es la fuente de vida abierta para el mundo” (Mensajes selectos, tomo 1, pp. 348, 349).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En la clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta final del martes. ¿De qué modo puedes obtener fuerzas y ánimo de las res¬puestas que da cada uno?
2. Juan habla acerca de los testigos que se nos han dado con respec¬to a Jesús. ¿Qué diremos de los testimonios que nosotros mismos presentamos al mundo? Si alguien hubiera visto cada aspecto de tu vida durante las últimas 24 horas, ¿qué clase de testimonio le habrías presentado? Si hubieses sabido que alguien te estaría mirando, ¿qué habrías hecho en forma diferente? Después de dar tu respuesta, pre¬gúntate: ¿Por qué lo hubiera hecho en forma diferente? También, ¿no sabes que Alguien te mira, de todos modos?
3. Muy bien, tienes la promesa de la vida eterna. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo debiera impactar en la forma en que vives aquí y ahora? ¿Qué haces en forma diferente ahora, sabiendo que tienes esta pro¬mesa?
4. Repasa la cita de Elena de White que se presentó más arriba. ¿Qué se destaca en forma especial para ti, y te habla en forma especial? ¿Qué esperanza y ánimo puedes obtener de ella?
5. Con tanto en juego, la vida eterna o la destrucción eterna, ¿por qué todavía es tan fácil encontrarnos enredados en las cosas del mundo, cosas que sabemos que no pueden satisfacernos y que no pueden durar ni darnos vida eterna? ¿Cuál es el secreto de ser capaces de romper las ataduras del mundo sobre nosotros? ¿Cómo puedes ayu¬dar a alguien que realmente quiere ser cristiano, que quiere estas promesas para sí mismo y, sin embargo, parece no poder romper con el mundo?


Bendiciones

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