El que tiene oidos, oiga: El ABC del Desarrollo Natural de la Iglesia

miércoles, 12 de agosto de 2009

El ABC del Desarrollo Natural de la Iglesia

Característica cualitativa 1: Liderazgo capacitador

Por favor, observe que nuestra primera característica cualitativa no se denomina liderazgo «capacitado» sino «capacitador». Déjeme explicar la diferencia. «Liderazgo capacitado» podría significar que hay un líder (a veces varios, pero generalmente sólo uno) que es muy brillante, tiene muchos dones y una gran visión de futuro. Y este líder necesita voluntarios que le ayuden a convertir su visión en realidad.
Fuera del ámbito cristiano, este concepto a veces se conoce como «gurú-liderazgo». Pero también se pueden encontrar modelos similares en iglesias cristianas. Algunos
incluso defienden este concepto como un principio de crecimiento especialmente eficaz –aquí está el gurú-líder con su gran visión, allí el resto de la feligresía que sirve de buena gana a su poderoso líder para realizar los sueños de su vida.

Nuestro estudio muestra, sin embargo, que esto no podría estar más lejos de la verdad. Los líderes de iglesias en crecimiento no tratan de aumentar su propio poder para convertirse en todopoderosos. Justamente lo contrario. Ellos consideran como una de sus labores más importantes el ayudar a los cristianos a desarrollar mayores niveles de responsabilidad según el plan de Dios. Ellos equipan, apoyan, motivan y aconsejan a los individuos para que se conviertan en todo lo que Dios quiere que sean. Algunos de estos cristianos pueden ser incluso guiados para ir por un camino muy diferente del de sus líderes. Pero los líderes capacitadores pueden regocijarse de todo corazón porque ellos saben que Dios tiene un llamamiento único para cada individuo.
Lo que resulta interesante es que la mayoría de los pastores que alcanzaron las puntuaciones más altas en nuestra encuesta son apenas conocidos fuera de su ámbito.
Y sin embargo, ellos nos proporcionan principios básicos de liderazgo mas útiles que la mayoría de las «superestrellas» espirituales mundialmente famosas. Los líderes de las iglesias en crecimiento no tienen por que ser superestrellas. De hecho, el modelo superestrella puede ser un obstáculo para el crecimiento de la iglesia. Dios generalmente no lleva a cabo sus planes a través de estrellas superdotadas. Si alguien desempeña este papel (o tiene que desempeñarlo porque la iglesia así lo espera), es generalmente un indicio seguro de que algo no va bien en esta iglesia.

Característica cualitativa 2: Ministerio según dones
La base para nuestra segunda característica cualitativa es la convicción de que Dios ya ha decidido qué cristiano debería asumir mejor qué ministerios en la iglesia. La función del liderazgo de la iglesia es ayudar a sus miembros a identificar sus dones e integrarlos en los ministerios que se correspondan con sus dones. Este principio suena bastante simple, pero su aplicación práctica tendrá unas implicaciones enormes en todas las áreas de la vida de la iglesia.
Cuando usted vive según sus dones espirituales ya no trabaja con sus propias fuerzas, sino que el Espíritu Santo trabaja en usted. De esta forma, aunque usted sea «sólo una persona normal» puede lograr, en el sentido literal de la palabra, cosas extraordinarias.
Nuestro estudio muestra que la mayoría de los cristianos o bien no participan en ningún ministerio o trabajan en uno que no se corresponde con sus dones. Por otra parte, un 80% de todos los cristianos que encuestamos en la Europa de habla alemana no podía ni siquiera identificar sus dones. ¡Esto es increíble! ¿Se acuerda del carro con las ruedas cuadradas? Una persona que adopta un ministerio que no se corresponde con sus dones se parece a una de estas ruedas cuadradas. ¿Y un cristiano que no tiene ninguna labor en la iglesia? Tal persona se parece a una de esas muchas ruedas redondas en el carro. Usted probablemente se puede imaginar cómo es un cristiano que en efecto trabaja en un ministerio que se corresponde con sus dones. No es sorprendente que la aplicación práctica de este principio tenga unos resultados tan espectaculares para el crecimiento de la iglesia. Uno de los resultados más interesantes de nuestra investigación fue el descubrimiento de que no hay factor que influya más en el sentimiento de gozo al vivir la vida cristiana que vivirla conforme a nuestros dones espirituales.
Mi propia experiencia confirma esta conclusión. Desde que he empezado a moldear mi ministerio en consonancia con mis dones he experimentado tres efectos: primero, soy más feliz; segundo, soy más eficiente; y tercero, soy más malinterpretado por otros cristianos que nunca antes. Quizás éste es el precio que hay que pagar por querer seguir el llamamiento de Dios.

Característica cualitativa 3: Espiritualidad ferviente
El nombre de esta característica cualitativa le puede parecer un poco abstracto, pero forma parte de la naturaleza de las cosas. Tuvimos que encontrar un término que pudiera describir los estilos más divergentes de espiritualidad. Por lo que respecta al crecimiento de la iglesia, uno de los resultados de nuestro estudio indica que lo
más importante (siempre que la espiritualidad sea real) no es la forma en la que ésta sea expresada, sino el hecho de que la fe sea vivida realmente con compromiso, pasión y entusiasmo.
Ha quedado comprobado que el grado de fervor espiritual es el aspecto que diferencia las iglesias en crecimiento de las que no crecen.
Esta característica cualitativa también demuestra que los métodos que utiliza una iglesia son en realidad un aspecto secundario. Una iglesia que vive su fe con fervor
espiritual experimentará éxito con muchos métodos distintos.
Por el contrario, en las iglesias en las que este aspecto está ausente, los mejores métodos no lograrán nada. ¿De qué vale el motor más moderno cuándo el depósito de gasolina está vacío? Por desgracia, nosotros los cristianos a menudo nos inventamos estrategias que acaban estrangulando este fervor espiritual. En mi oficina he organizado dos archivos para esta característica cualitativa como he hecho para
todas las demás. En un archivo recojo todos los recursos que puedo encontrar que ayudan a los cristianos a vivir su fervor espiritual con más y más consistencia. En el segundo reúno los conceptos que producen un estrangulamiento del fervor espiritual desde el primer momento. Cada vez que regreso de un viaje, archivo mis notas con las cosas nuevas que he aprendido en una de estas dos carpetas.
Aquí está el frustrante resultado: el primer archivo no tiene más de dos centímetros y medio de ancho, ¡el segundo se ha llenado tanto que ya no puedo cerrar el cajón
de los archivos! Creo que esto dice más sobre nuestra manera de enfocar el fervor espiritual de lo que la mayoría de nosotros estaría dispuesto a admitir.

Característica cualitativa 4: Estructuras funcionales
Resulta interesante que, de las ocho características de iglesias en crecimiento, la característica cualitativa «estructuras funcionales» ha emergido como el punto más controvertido. Con todo, el principio detrás de dicha característica es en realidad bastante sencillo. El criterio más importante para las formas y las estructuras en
la iglesia es si cumplen su cometido o no. Las estructuras de la iglesia no son nunca un fin en sí mismas, sino sólo un medio para un fin. Todo lo que no esté a la altura de este requisito (por ej. estructuras de liderazgo degradantes, horarios de culto poco apropiados, o programas que no llegan a su audiencia de forma efectiva) se cambia o se desecha. A través de este proceso de autorenovación las rutinas tradicionalistas se pueden evitar en gran medida.
Entonces, ¿de dónde viene la resistencia a este principio? Es simplemente el resultado de la tendencia de las personas a volverse más y más tradicionales a lo largo de la vida. El tradicionalismo implica que las formas de la iglesia tienen que permanecer tal cual las hemos conocido. No es casualidad que el tradicionalismo sea un factor que muestra una de las correlaciones negativas más significativas con el
crecimiento de la iglesia.

Característica cualitativa 5: Culto inspirador
Probablemente no existe otra área de la vida de la iglesia donde se infrinja con más frecuencia la distinción entre modelos y principios como en la del culto.
Muchísimos cristianos creen que deben adoptar ciertos modelos de culto de otras iglesias porque supuestamente éstos representan un principio de crecimiento de la iglesia.
Pero nuestro estudio indica que la cuestión no es si nuestros cultos están dirigidos a creyentes o no creyentes; si se celebran con un lenguaje «espiritualizado» o empleando uno más cotidiano; si alabamos utilizando una liturgia determinada o lo hacemos de una manera más espontánea.
Se puede demostrar que éstos sencillamente no son factores decisivos para el crecimiento de la iglesia.
En cambio, el criterio clave es otro: ¿Es el culto una experiencia inspiradora para aquéllos que acuden a él? Este es el área que claramente separa las iglesias en crecimiento de las que no crecen. Las personas que acuden a cultos inspiradores afirman unánimemente que el culto «les ha gustado» –aunque algunos cristianos consideren que evaluar los cultos según este criterio sea una herejía.
Ahora es bastante evidente de dónde viene la mayor oposición a esta característica cualitativa: de los cristianos que van al culto para cumplir con un deber cristiano.
Ellos no acuden a la iglesia porque es una experiencia tan maravillosa que no se la perderían por nada, sino para hacer a Dios (o al pastor, o a alguna otra persona) un favor.
Algunos incluso creen que su «lealtad» al soportar pacientemente una experiencia desagradable es bendecida por Dios.
Cuando comparto el ejemplo del carro con las ruedas cuadradas con grupos que están condicionados por tal manera de pensar, generalmente no ven nada de gracioso en esto. Para ellos, actuar como los dos hombres del dibujo es algo bastante normal, quizás incluso espiritual. ¿Puede ver la conexión?

Característica cualitativa 6: Células integrales
Las iglesias que crecen han desarrollado un sistema de grupos pequeños donde los cristianos individuales pueden encontrar íntima comunión, ayuda práctica y una profunda interacción espiritual. Todos estos elementos cobran importancia a la luz de una visión integral (y bíblica) del ser humano. En estos grupos las personas no
sólo hablan de textos de la Biblia o escuchan interesantes explicaciones de expertos, sino que aplican enfoques bíblicos a los asuntos cotidianos de los participantes.
En uno de mis seminarios compartí una vez la historia de la iglesia más grande del mundo en Seúl (Corea), que por aquel entonces tenía medio millón de miembros. Una de las participantes respondió inmediatamente que no se podía imaginar llegar a ser miembro de una iglesia como aquélla. Cuando le pregunté por qué pensaba así, ella dijo: «Bueno, no podría soportar el anonimato.
Necesito el ambiente familiar de las personas que conozco bien.» No mucho tiempo después, conocí a un pastor de aquella iglesia y le pregunté cómo hacían frente al problema del anonimato. El se mostró bastante sorprendido: «¿Anonimato? Nunca nadie se ha quejado de eso en nuestra iglesia. » Después, él se dispuso a contarme cómo esta iglesia ha desarrollado un sistema de células independientes de hasta doce miembros y cómo la mayoría de los miembros de esta iglesia están integrados en este sistema.
Sí claro, Corea está muy lejos, y hacer frente a más de medio millón de miembros con eficacia no es nuestro problema aquí. Pero nuestra investigación muestra que el
principio en el que se basa esta iglesia coreana tiene validez universal. Los grupos pequeños no son un bonito pasatiempo del que se pueda prescindir. Lo que se desarrolla en los grupos pequeños es la esencia misma de la verdadera vida de la iglesia de Jesucristo.

Característica cualitativa 7: Evangelismo según las necesidades
No requiere un proyecto de investigación a escala mundial el convencer a la gente de
que el crecimiento de la iglesia es inconcebible sin evangelismo.
¿De qué otra forma va a crecer la iglesia si no es a través del proceso de compartir el evangelio para atraer cada vez a más personas a la iglesia de Jesucristo? Este proceso generalmente recibe el nombre de «evangelismo».
Así que la pregunta interesante no es si el evangelismo es necesario, sino si se puede demostrar que su práctica contribuye al crecimiento de la iglesia. Hay gente que piensa que el evangelismo funciona mejor cuando se presiona a las personas a entregar su vida a Jesucristo. ¡Ellos ni siquiera descartan usar métodos manipuladores para alcanzar este objetivo! Con razón, muchos de nosotros sentimos
una extraña sensación en el estómago cuando oímos la palabra «evangelismo».
Pero se puede demostrar que los métodos manipuladores «agresivos» representan justo lo contrario de la práctica que aprendemos de las iglesias que crecen. Su secreto es que comparten el evangelio de una forma que responde a las verdaderas preguntas y necesidades de los no creyentes.

Característica cualitativa 8: Relaciones afectivas
No sé lo que usted piensa del término «coeficiente afectivo», pero una cosa está clara. Las iglesias en crecimiento manifiestan un «coeficiente afectivo» perceptiblemente más alto que las que están estancadas o en decrecimiento.
Siempre que utilizo esta expresión en un seminario hay algunos cristianos que no pueden aguantarlo: «¡Qué término más horrible!» Podría imaginarme que quizás usted
piense como ellos. Así que permítame explicar cómo llegamos a este «coeficiente afectivo.» Nuestro cuestionario contiene un conjunto de preguntas que nos permiten determinar cómo son las relaciones entre los creyentes. Por ejemplo,preguntamos cuánto tiempo pasan unos miembros con otros fuera de las actividades de la iglesia. ¿Con cuánta frecuencia se invitan unos a otros a comer o a tomar un café? ¿Qué
generosidad muestra la iglesia a la hora de hacer elogios? ¿En qué medida es el pastor consciente de los problemas personales de los miembros de la iglesia? ¿Cuánto se ríe en la iglesia? ¿Cuáles fueron los resultados? Todos estos puntos –y bastantes más– guardan una estrecha correlación con el crecimiento de la iglesia. De hecho, resultaron ser mucho más significativos que muchos de los innumerables métodos que llenan tantos libros sobre el crecimiento de la iglesia, y que muchos cristianos han elevado erróneamente a la categoría de principios de iglecrecimiento.
¿Le asombra esto? El amor sincero y práctico dota a una iglesia de un poder magnético mucho mayor que el de todos los esfuerzos de marketing del mundo entero. En el mejor de los casos, promocionar a las iglesias con técnicas de marketing se puede comparar a las flores artificiales. Éstas pueden parecer engañosamente reales, pero no tienen olor. Sin embargo, el amor auténtico esparce esa misteriosa fragancia que pocos pueden resistir. No debe faltar ninguna característica cualitativa
Bien, esto ha sido una rápida visión de conjunto de los principios más importantes que demuestran ser responsables del crecimiento de la iglesia.

Hay tres cosas que podemos decir sobre estos principios hoy en día con un alto grado de certeza:
primero, éstos son principios universalmente válidos (esto significa que son aplicables a iglesias en todo el mundo); segundo, se pueden aplicar a nuestra propia situación (y los resultados variarán de iglesia a iglesia); y tercero, cada uno de estos principios guarda una relación positiva tanto con el crecimiento cualitativo como cuantitativo de la iglesia. Si realmente nos preocupa llegar a tantas personas como sea posible, no nos podemos permitir el lujo de sacrificar ninguna de estas características cualitativas.
Esto es lo que revela la investigación. Aunque nosotros los cristianos algunas veces hablamos de forma diferente. En una reciente convención cristiana oí a uno de
los conferenciantes decir lo siguiente: «Los principios de iglecrecimiento no tienen ninguna importancia.» Y gran parte de la audiencia aplaudió. ¿Cómo habría reaccionado
usted ante esta situación, con aprobación o desaprobación? ¡Sea sincero!

Le diré que no me levanté y me enfrenté a este hombre, pero no dejé pasar la oportunidad de decir al conferenciante más tarde que consideraba su mensaje una enseñanza falsa. ¿Qué afirmó realmente cuando declaró que los principios de iglecrecimiento «no tienen ninguna importancia»? Hemos visto que uno de estos principios es la práctica del amor cristiano (característica cualitativa 8). Por tanto, lo que este conferenciante declaró fué: «El amor cristiano no tiene ninguna importancia.» Otro principio es el de la espiritualidad ferviente. Su mensaje, sin embargo, afirmaba: «La oración no importa nada.» Y así podría continuar con todos
los principios de iglecrecimiento de los que hemos tratado en este librito. Pero espero que usted comprenda por qué no es exagerado considerar tal mensaje una irresponsable «falsa enseñanza». Por supuesto este conferenciante no quería decir
todo esto realmente. Sin embargo, tenemos que preguntarnos, ¿por qué se le ocurrió hacer tal afirmación? Le cuento esta historia porque a menudo me enfrento a reacciones similares cuando utilizo términos como «principio de iglecrecimiento». Para algunos, esta expresión obviamente suena a métodos de marketing manipuladores y
acertadamente llegan a la conclusión de que «no tienen ninguna importancia». Por eso es tan importante para mí el saber que al menos usted, que me está escuchando tan
pacientemente, reaccionará de forma distinta. Si alguna vez escuchara a alguien decir: «Los principios de iglecrecimiento no tienen ninguna importancia», usted podría responder a esta persona: «Creo que usted tiene un concepto erróneo de lo que son los principios de iglecrecimiento. ¿Sabía que practicar el mandamiento cristiano del amor es uno de estos principios? ¿Está realmente afirmando que la Biblia nos
enseña que el amor no importa?»

Cuando examinamos los ocho principios más detalladamente, algunos se sorprenden al darse cuenta de que cada principio resume aspectos centrales del mensaje bíblico. ¿No es estupendo que el estudio más exhaustivo jamás realizado en el mundo cristiano sobre este tema confirme exactamente lo que Dios siempre ha dicho en su palabra?

Los principios de iglecrecimiento que hemos comentado no son otra cosa que los propios principios de Dios. No me malinterprete. La terminología que utilizo en este
libro para describir estos principios puede ser imperfecta. El procedimiento de investigación por el que llegamos a estos principios no está (como cualquier metodología científica) libre de errores. Los libros de trabajo y recursos que hemos
desarrollado después también se pueden mejorar. Pero todo esto no cambia el hecho de que los principios, que examinamos con nuestros medios imperfectos e investigamos de
forma deficiente, no son otra cosa que los propios principios de Dios.

El principio «por sí mismo»
Y aquí llega el verdadero punto culminante de nuestro estudio. Hemos llamado al principio que subyace tras las ocho características cualitativas el principio «por sí mismo». Tenemos pruebas hoy en día de que el secreto de las iglesias en crecimiento no consiste en empujar y tirar de la iglesia con la fuerza y el esfuerzo humano –¿se acuerda del dibujo del carro?– sino en liberar y desarrollar el potencial que Dios mismo ha puesto en la iglesia. Entonces el crecimiento ocurre por sí solo.
El crecimiento de la iglesia es algo que nosotros los humanos no podemos hacer. Nuestro trabajo simplemente está en estimular los automatismos de crecimiento que el
mismo Dios utiliza para construir su iglesia. Perdóneme por utilizar uno de estos términos técnicos que le dije al principio que quería evitar en la medida de lo posible. Pero la realidad que designa este término es absolutamente central para el
desarrollo de la iglesia.
Por lo tanto, ¿qué quiero decir con este término, que al principio puede sonar un poco peculiar y en absoluto bíblico? Ni más ni menos que un concepto bíblico central cuya aplicación al trabajo práctico de la iglesia es fundamental. En Marcos 4:26-29 Jesús nos cuenta la siguiente parábola: «El reino de Dios es como un hombre que echa
semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro en la espiga. Y cuando el fruto lo
permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.»
Esta parábola muestra explícitamente lo que las personas pueden y deberían hacer, y lo que no pueden hacer.
Deberían sembrar y recoger; pueden dormir y levantarse. Sin embargo, lo que no pueden hacer es traer fruto. En el texto encontramos la descripción misteriosa de la tierra produciendo fruto «por sí misma».
El texto griego utiliza el término «automate», que traducido literalmente significa «automáticamente». De esta forma este pasaje habla explícitamente de un automatismo de crecimiento. Estoy enfatizando este punto porque muchos cristianos a quienes he tratado de explicar este principio sospechan que este concepto no es realmente bíblico. Pero mire otra vez. Este no sólo es un principio bíblico, sino que
cuando estudiamos el texto original encontramos que es un término bíblico.
Esta parábola no es meramente una bonita ilustración. No, es la auténtica esencia del crecimiento de la iglesia. Las iglesias que crecen utilizan este automatismo de
crecimiento, unas de forma deliberada y otras de forma intuitiva. ¡Es «el secreto de su éxito»!
Así que, ¿cómo ocurre esto? Para contestar a esta pregunta es útil revisar las ocho características cualitativas. Cada característica cualitativa consiste en dos partes: un sustantivo (por ej. liderazgo, ministerio, espiritualidad, estructuras) y un adjetivo (por ej. capacitador, según dones, ferviente, funcional). El secreto de
cada una de estas características cualitativas no está descrito por los nombres (cada iglesia tiene un tipo de liderazgo, ministerios, espiritualidad o estructuras). Más bien, el secreto se esconde en la aplicación práctica de lo que representa cada uno de los adjetivos.
Una mirada más detallada a estos adjetivos revela que tienen algo que ver con el hecho de posibilitar el funcionamiento de esos automatismos de crecimiento que Dios
utiliza para construir su iglesia. Recuerde nuestra ilustración del carro: En vez de empujar y tirar del carro (la iglesia) nosotros mismos, tenemos que descargar algunas de estas ruedas que ya están en el carro, ponerlas en el sitio adecuado y disfrutar de la alegre experiencia de que el soplo del Espíritu Santo ponga el carro en marcha (aparentemente) «por sí mismo».

Nuestra preocupación principal: la calidad de nuestras iglesias
No sé si lo que he compartido con usted le resulta algo nuevo, o si simplemente está
confirmando algo que usted ya sospechaba o sabía. Para la mayoría de los cristianos con quienes comparto estos descubrimientos, estos principios difieren drásticamente de sus ideas acerca del «iglecrecimiento» o «desarrollo de la iglesia.»
Una de las conclusiones más importantes que resulta de nuestro proyecto de investigación es que siempre que pensamos en el tema del iglecrecimiento, la clave es la calidad de la iglesia. La calidad (medida en términos de las ocho características cualitativas) es la raíz, la cantidad (aumento de la asistencia a la iglesia) es el fruto.

Esta perspectiva tiene importantes aplicaciones para el trabajo práctico de la iglesia. En vez de empezar con la pregunta: «¿Cómo podemos conseguir que venga más
gente a la iglesia?», nosotros preguntamos: «¿Cómo podemos crecer en cada una de las ocho áreas cualitativas?» Detrás de este enfoque se halla la convicción con base
teológica y empírica de que la calidad en estas áreas siempre resultará en un crecimiento cuantitativo (por ej. más personas que asisten a la iglesia).
La base de este enfoque cualitativo es el principio bíblico de que un buen árbol produce buen fruto (Mateo 7:17). Esto significa que ya que el árbol es bueno (tiene una alta calidad) también produce buen fruto (más cristianos que se unen a la iglesia). ¡Es fascinante ver qué bien confirma la exactitud de esta afirmación bíblica un estudio estadístico! Una regla sin excepción

Por Christian A. Schwarz

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